lunes, noviembre 20, 2017

Cómo ofrecer una disculpa


Resultado de imagen para gato con botas shrek
¡Upsi! no sabía que ese sillón era suyo; si me recordara donde dejé mi afilador de uñas...
Si hay algo difícil en la vida es pedir disculpas. Los sentimientos, emociones y nuestro ego se involucran, y por ello disculparse es un arte oscuro que pocos dominan, ya sea por desconocimiento o por directa incapacidad de hacerlo.

Como descargo de responsabilidades, no soy psicólogo ni psiquiatra, ni tengo estudios humanistas serios en el tema, y menos puedo decir que soy un experto en disculparme (apuesto que mi esposa daría eso por firmado). Pero en base a todo lo que sé creo que puedo plantear algo... razonable al respecto.

Inspirándome en la jerarquía de argumentos de Paul Graham 'DH' (que sugiero encarecidamente leer, conocer y aplicar), aquí planteo mi personal "Jerarquía de Disculpas" o en adelante JD (que también podría ser la AH, o Apology Hierarchy, para patentar en término en inglés). Es un orden creciente de la calidad de las disculpas, desde la más baja, una total no-disculpa, al nivel máximo, que debiera ser una disculpa sincera y honesta.

Pero antes de partir, quisiera detenerme en la palabra misma "disculpa". No hay que ser un genio para ver que es una palabra compuesta por el prefijo "dis", (del latino dis-, negación o contrariedad) que vemos en palabras como: dis-capactado, no tener capacidad; dis-parejo, no ser parejo; dis-conforme, no estar conforme, etc.) y la palabra "culpa", de la cual en su cuarta acepción de la RAE, que considero es la que aplica a este tema, se lee:
"Culpa: [...] 4. f. Psicol. Acción y omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado".
Esto quiere decir que para debiera pedir disculpas tienen que darse tres condiciones claves. La persona que debe (o debería) disculparse:
  1. Tiene que haber realizado algo concreto, por acción u omisión, bajo su responsabilidad.
  2. Tiene que haber causado un daño a otro (debido a 1).
  3. Tiene que sentir responsabilidad respecto del daño (debido a 2).
Esta precisión es importante, pues respecto de (1) si uno no realizó una acción que no le correspondía (o no omitió realizar algo que sí debía hacer) entonces cualquier problema o daño a un tercero no es de su responsabilidad, y por lo tanto debería sentir ninguna culpa. Ahora, sí el paso (1) efectivamente se cumple, pero no hay ningún daño a un tercero por esa acción, o de haber daño no hay ninguna razón que tal daño sea a causa de esa acción, tampoco se cumple (2) y el autor no tendría razones para sentirse culpable de nada.

Entonces llegar a la condición (3) significa que la persona tiene que sentirse culpable por haber "cumplido" las condiciones (1) y (2) en forma consciente. Esto es importante pues si alguien sabe que hizo algo y que eso causó daño (1 y 2, check), pero por cualquier razón no se siente responsable, tampoco aflorará un sentimiento de culpabilidad.

Todo lo anterior muestra que sin sentimiento de culpa no puede haber disculpa. Sin sentimiento de culpabilidad el autor del daño probablemente ni siquiera considere que deba ofrecer una.

Disculparse es entonces "quitarse la culpa" al mostrar nuestro sincero reconocimiento de nuestra responsabilidad a quien fue dañado por nosotros, sin perjuicio de que quien las recibe tiene el derecho de aceptar las disculpas (lo que nos ayuda a liberarnos del sentimiento de culpabilidad) o bien no hacerlo, si considera que el daño sufrido es algo que no se puede paliar con nuestra disculpa, por más sincera que esta sea.

Detrás de toda está problemática está el hecho de que cuando dañamos a otro, en ese proceso se daña la relación que tenemos con esa persona. Si además quien fue dañado es alguien con quien nos relacionamos regularmente a cualquier nivel (familiar, escolar, laboral, comercial, sentimental, relación de pareja, etc.), pedir disculpas sinceras puede ser principal mecanismo para restablecer una relación saludable, que de otro modo quedará resentida incluso en forma permanente por el daño causado.

Entonces. TL;DR;  ¿por qué no simplemente ir y pedir disculpas y ya? Pues porque la forma en que se piden disculpas realmente importa. Una disculpa inapropiada o insuficiente puede ser literalmente una no-disculpa que no solucione nada o, peor aún, que dañe aún más esa relación ya frágil por el problema inicial, que es justamente lo que uno quisiera restaurar con la disculpa. Y estas diferentes formas de pedir bien (o mal) una disculpa es lo que he jerarquizado y presento a continuación.

Un daño real


Para ejemplificar la JD plantearé el siguiente escenario hipotético:
Ud. se encuentra haciendo fila en un mall, en el patio de comida, y después de una larga espera, logra conseguir algunos sandwiches, pizzas y bebidas para almorzar con algunos amigos. Va caminando con la bandeja llena de alimentos a la mesa donde lo esperan sus amigos, cuando una persona que avanza rápidamente por el pasillo, sin verlo a Ud., lo atropella y hace que toda su bandeja y su contenido se estrellen y desparramen irremediablemente contra el piso. Y entonces...

JD-1: ¿Acaso hice algo malo?


El primer nivel de la JD es el más bajo nivel de disculpa. Y de hecho es un valor negativo. Negativo porque implicaría que la persona ni siquiera se hace consciente de que hizo algo mal.

En esta situación, la persona falla siquiera en la condición 1 (reconocer que hizo algo malo al atropellarlo), o dejó de hacer algo (no poner atención en donde caminaba), con lo que ni siquiera esta cerca de cumplir la condición 2 (asumir que hubo daño a causa de su acción). En esas condiciones, la persona no está en condiciones de sentirse culpable al respecto (3), con lo que no hay disculpa alguna. Es la ausencia más completa de disculpa.

En el ejemplo planteado: la persona que tropezó con Ud. se para, se sacude un poco la ropa, y sigue caminando como sin nada, sin mirarlo a Ud., decirle nada, como si literalmente "nada hubiera pasado".

JD0 Culpar a la víctima


En el primer nivel real de la JD, la persona reconoce que realizó una acción (1), y reconoce que hay un daño en el otro (2), pero elude la responsabilidad de ser su causa, que en realidad atribuye a la propia víctima. La persona elude la responsabilidad de sus acciones, endosando en la persona dañada la responsabilidad.

Puntos adicionales al caso es si se le ofrece una reprimenda al afectado, o se torna agresivo con la víctima, en una actitud totalmente a la defensiva.

En el ejemplo: la persona se levanta, mira toda la comida de su víctima en el suelo, y lo increpa "pero como se le ocurre atravesarse en el camino así ¿no ve que es peligroso? ¡Tenga más cuidado con lo que hace, me podría hasta haber ensuciado mi ropa!"

JD1 Pero es que tú también...


La persona quien causa daño puede darse cuenta del daño realizado (1, 2), y hasta mostrar que se siente responsable del hecho. Pero en vez de pedir disculpas por los eventos del presente y por el daño real actual causado, prefiere volcar el tema hacia la víctima para recordarle como ella también ha causado daños similares en el pasado a él u a otras personas, en una manera de demostrar que la víctima ha sido en el pasado tan culpable como él hoy.

Esto suele ser muy común en personas que tienen una relación de cualquier tipo por un largo tiempo. Con todo ese historial, no es difícil recurrir a la memoria para encontrar eventos donde fue la otra persona la culpable de algo, o peor aún, nosotros las víctimas en aquella ocasión. Así que la persona es igual de culpable que nosotros, así que ¿para qué verse la suerte entre gitanos, verdad? No vale la pena disculparse por algo que la otra persona nos ha hecho también antes a nosotros, en un perfecto ejemplo de tu quoque.

En el ejemplo: la persona que atropelló se para, lo mira un par se de segundos hasta sus ojos se iluminan y le dice "lamento lo de su comida, pero yo lo he visto a Ud. venir a menudo acá y recuerdo la vez que Ud. por descuido le botó un helado a ese chiquillo que no paraba de llorar ¿se acuerda? Hay que tener cuidado, para que no pasen estas cosas. En fin, hasta luego". Y se va...

JD2 La disculpa pasivo-agresiva


La persona que causa el daño se da cuenta de su acción y el daño realizado (1, 2), pero no hay sentimiento de culpa sincero. Pero sin embargo ofrece una disculpa nominal, que si bien sigue el patrón léxico de una disculpa, en el fondo el sentimiento de culpa por el daño causado (3) está ausente, como si él no tuviera responsabilidad alguna en el problema y solo fuera un testigo posterior al dolor ajeno.

Este tipo de pseudo-disculpa puede ser particularmente dañina para la relación, pues aunque parece una disculpa, y de ser rechazada el autor del daño suele mostrarse sorprendido ya que él cree haber ofrecido oportunamente la disculpa respectiva, para la víctima se puede interpretar como una burla o un menosprecio, pues el autor del hecho esquiva groseramente asumir su responsabilidad en el problema, lo cual puede incrementar aún más el daño a la relación personal.

En el ejemplo, la persona que lo atropelló lo queda mirando como Ud. está ofuscado intentando recomponerse y recoger los restos de su almuerzo, y con una mirada de como quien mira un perro atropellado, le dice "que pena que toda su comida esté en el suelo y se esté quedando sin poder almorzar. Lamento mucho que su almuerzo esté arruinado".

JD3 Pedir disculpas con un simple "disculpe"


Esta es la primera disculpa real. Peor aunque suene paradójico, en muchos casos decir simplemente "disculpe" puede ser una mala disculpa.

Decir simplemente "disculpe" puede ser perfectamente apropiado ante acciones y daños muy leves o veniales, tal como cuando al movernos rozamos a alguien inesperadamente sin ninguna consecuencia posterior. En esos casos es válido decir "disculpe" cortésmente y continuar, pues aunque el hecho haya sido de nuestra responsabilidad, el daño es tan menor que solo señalizar al otro que nos dimos cuenta de nuestra acción y que (le) causamos algún daño nominal debiera ser suficiente para que el otro acepte que esa pequeña afrenta está resuelta.

Pero la mayoría de las veces el daño que causamos puede ser significativo, y simplemente decir "disculpe" no es suficiente para mostrar que nos sentimos realmente responsables de nuestras acciones y sus efectos. Para una persona realmente dañada, decir discupe así como así, sin nada más, no se hace cargo de nada.

También está el problema que en ocasiones la persona ofensora se ve obligada externamente a pedir disculpas, como el padre que obliga a su hijo pequeño a pedir disculpas al niño que empujó en la fila del juego; el niño puede a regañadientes decir un "disculpa", pero más allá del valor pedagógico de la acción, la víctima tendrá serias razones para dudar de la sinceridad de esa disculpa. 

En nuestro ejemplo: la persona atropelladora se para, se sacude la ropa y lo mira a Ud. que está atónito mirando toda su comida estropeada en el suelo. La persona respira profundamente, y le dice "disculpe, no sabe cuanto lo lamento", y se va. Efectivamente. No sabemos cuanto lo lamenta.

Bonus point: pedir disculpas genéricas, como cuando alguien está enojado por algo que (le) hicimos, y para solucionarlo pedimos una disculpa amplia del tipo "te pido disculpas por cualquier cosa que te haya hecho mal". Es mala porque literalmente demuestra que el ofensor no tiene una idea clara de que hizo exactamente mal (1), y por lo tanto tampoco puede entender con claridad cuál es el daño (2). Sin eso claro ¿De qué se siente exactamente culpable, entonces? O peor aún ¿cómo la víctima puede saber que el ofensor, consciente del daño concreto que hizo, se siente realmente culpable de alguna acción concreta, y por lo tanto intentará no repetirla a futuro? La disculpa "paraguas" es amplia, pero tan vaga que, aunque sea sincera, es poco efectiva.

JD4 dar excusas por la causa del daño


En este tipo de disculpas la persona reconoce ser el autor de la acción (1) y de que esta causó daño (2). Pero como una forma de evitar la culpa, más que disculparse la persona enumera todo tipo de razones, razonamientos y racionalizaciones de porqué en realidad ella no fue responsable de que eso pasara (3).

Cuando quien daña a otro se esfuerza en demostrar a la víctima que en realidad como autor del daño "no tiene culpa", la víctima se enfrenta a la paradoja de que está sufriendo un daño pero no hay responsable; el obvio responsable se muestra como "víctima de las circunstancias", dejando a la víctima totalmente sin apoyo alguno por el daño recibido.

En el ejemplo, la persona mientras lo ayuda a recoger los restos de su almuerzo, se apura en justificar la razón del incidente "perdóneme, no era mi intención que esto pasara. La verdad es que mi padre está enfermo de cáncer, y eso me tiene totalmente afectado. No sé ni donde estoy parado ni donde tengo la cabeza. Además voy justo corriendo para alcanzar a llegar a la hora de visitas a la clínica, y cuando iba pasando alguien más estaba parado entre yo y Ud. y no podía ver que venía Ud. con su bandeja... ¡qué iba a poder hacer yo!..."

JD5 pedir disculpas sinceras


Esta es realmente una disculpa honesta pues quien la emite se hace cargo de ser el causante de la acción, que ella causó daño, y que ese daño le hace sentir una culpa merecida, ofreciendo entonces la disculpa a la víctima por el dolor causado.

La sinceridad de la disculpa va en que quien ofrece la disculpa indica en forma explicita que sabe cuál es el daño que causó, y porqué la víctima está sufriendo. No necesita agregar excusas de las intenciones que tenía la persona ("yo no quería...") ni pone el énfasis en las circunstancias ("es que como se dieron las cosas..."), sino que en centro de la disculpa es la persona afectada, demostrando sinceridad que su preocupación está en la persona y el daño que sufrió. Lo demás, por más importante que esa, tiene un segundo plano en una disculpa. 

En el ejemplo, la persona que lo atropelló lo ayuda a pararse, y se disculpa diciéndole "le pido que por favor me disculpe. Sé que iba distraído y apurado, y no me fijé que Ud. venía con su bandeja. Realmente siento haberle arruinado su almuerzo por mi culpa."

JD6 pedir disculpas sinceras y hacerse responsable del daño causado


Si bien ofrecer una disculpa JD5 es una forma real de disculparse, y aún al asumir la responsabilidad moral del daño, con un sentimiento honesto de culpabilidad. desde el punto de vista de la víctima el problema en que se encuentra y el daño o dolor que sufre siguen siendo tan reales como antes de la disculpa, por lo que por más sincera que haya sido la disculpa del infractor, aceptarla se hace difícil pues no soluciona nada.

Por ello, hay un grado más, algo más que hacer que va más allá de pedir una disculpa honesta: hacerse responsable del daño e intentar en la medida de lo posible, de sus recursos y posibilidades, resarcir a la víctima, o ayudarle activamente a corregir el daño causado. Esto es la mayor muestra que un "victimario" puede ofrecer a su "víctima", quien entonces puede definitivamente considerar la sinceridad de las disculpas ofrecidas, y por lo tanto facilita el que ella pueda perdonar al infractor y volver a una relación normal o incluso mejor que antes del problema.

En el ejemplo, quien lo atropelló le ofrece la disculpa anterior (JD5), pero además le agrega: "veo que la boleta de lo que Ud. compró está ahí en el suelo. Permítame hablar con el jefe del local para que le puedan preparar de nuevo su orden con prioridad máxima, para no atrasarlo, y yo me encargo de pagarle su almuerzo de reemplazo. Espero que eso pueda ayudar a reparar el error que cometí". La persona va, consigue en menos de 5 minutos una orden igual a la anterior, excepto que además incluye unos postres para Ud. y sus amigos que no estaban en la bandeja original:"por favor acepte estos postres por todas las molestias causadas". Deja la nueva bandeja en sus manos, se despide amablemente y se retira.

La importancia de elegir el momento


La jerarquía sugerida desde JD-1 a JD6 es un orden que personalmente pienso debería ayudar a ofrecer disculpas más efectivas y sanadoras. Pero también el timing es clave. Así como dicen que "una venganza es un plato que se sirve frío", a diferencia del ejemplo del mall donde los minutos cuentan y tal vez uno nunca más volvería a ver a la persona, en la vida real muchas ofensas, discusiones y acciones que ameritan una disculpa ocurren con personas que vemos día a día y que, para nuestro dolor en esos momentos, volveremos a ver después.

Pero eso también es una ventaja. A veces ofrecer una disculpa en el mismo momento en que estamos haciendo el daño es muy difícil porque de partida si estamos causando un daño es producto de algún descontrol, de la adrenalina del momento, o de circunstancias que hacen en extremo difícil detenerse a evaluar nuestra responsabilidad en lo que estamos haciendo y menos aún ayudarán a la víctima a recibir nuestra disculpa cuando puede estar enceguecida de dolor por el daño causado.

Por ello, después de una noche de descanso donde meditar que fue lo que ocurrió, donde analizar qué fue lo que hicimos, como respondimos, cuales otras respuestas deberíamos haber dado eran mejores, y como la elegida puede haber sido una pésima elección que causo un daño innecesario al otro, puede ayudar a pensar en nuestra responsabilidad, en asumir una culpa responsable, y así buscar a la persona al día siguiente, donde todo ya más frío y calmado, puede ser un mejor momento para ofrecer nuestra sincera disculpa, a la espera de que la víctima pueda escuchar mejor, entender nuestros sentimientos, e idealmente permitiendo que reciba nuestra disculpa como un camino para restaurar es relación que puede estar en este instante quebrada.

¿Significa que de seguir estás ideas y sugerencias todos podríamos ofrecer disculpas "perfectas", o que siempre recibiremos perdón de la víctima, y todo volverá a ser como antes? No creo que tal cosa pueda ser así. Los seres humanos somos imperfectos, volubles a nuestras emociones, y por ello muy a menudo irracionales, por lo que ante la más sincera disculpa en ocasiones el resentimiento causado puede hacer que la víctima nunca supere el daño, ni pueda volver a tener una relación con nosotros como era antes del gran problema.

Pero al menos creo sinceramente que si más personas pudieran aprender a ofrecer disculpas sinceras, maduras y responsables, muchos problemas de todo tipo se solucionarían, o hubieran durado mucho menos tiempo, tiempo valioso pues una vida es muy corta para estar enojado con nuestros amigos y quienes nos rodean por cosas que sí tenían solución.

domingo, noviembre 05, 2017

Dos dioses separados al nacer

El gran Gino

En un mundo que no es la tierra, llamado Imagilandia, sus habitantes creían fielmente en un único dios todopoderoso y creador: Gino. Y este dios posee todo tipo de poderes y atributos excepto uno muy importante: la existencia. Pero ese detalle era ignorado por los habitantes de ese mundo, quienes felices lo daban por real.

Así, los imagilandeses que se tomaban muy en serio a su dios, se reunían periódicamente a conversar y discutir acerca de Gino, de sus atributos, de sus cualidades, de sus deseos, y de la relación de Gino con ellos y viceversa. Obviamente había algunos imagilandeces más dotados en locuacidad y argumentación, por lo que con el tiempo algunos ponían personalmente por escrito lo que pensaban acerca de Gino; otros no lo ponían por escrito, pero sus opiniones eran tan atractivas que amigos y cercanos que los escuchaban lo ponían por escrito por ellos.

Transcurridos eones, se apilaban documentos acerca de Gino, pero con el serio problema de que todos esos textos no eran coherentes entre sí, y más aún, muchos eran directamente contradictorios. Pero con tanto material, las nuevas generaciones de imagilandeces podían nutrir sus propias ideas y opiniones acerca de Gino con todo ese material, y con el paso de tiempo ciertos grupos de ideas, unos cuatro grupos de ideas, mejor pensadas y consistentes, eran las que en su mayoría eran abrazadas, más leídas y comentadas por los seguidores de Gino, reimprimiéndose, transmitiéndose y copiándose, mientras que los escritos menos populares, inconsistentes o confusos en forma natural eran desechados, olvidados e incluso destruidos.

Los cuatro grupos de ideas en torno a Gino comenzaron entonces a tomar fuerza en la medida que más y más gente las adoptaba. Y al adoptarla, muchos nuevos pensadores iban escribiendo y extendiendo con sus propias ideas y opiniones las ideas centrales de cada una de las cuatro ramas fuertes del ginismo, con lo que cada rama iba teniendo su propia literatura, coherente y sistemática, en torno a las ideas específicas de esa rama.

Con el tiempo, cada rama iba alejándose más y más en sus opiniones respecto de Gino. Una de ellas postulaba que Gino había creado todo por amor a las criaturas, en especial las que habitaban Imagilandia, mientras que la otra indicaba que Gino lo había hecho como un experimento para comprobar sus propios límites y demostrar su poder. Otro planteaba que lo había hecho para poder tener seguidores con los cuales interactuar, pues un universo sin nada es aburrido hasta para un dios como Gino.

Como cada vez los diferentes ginismos se separaban más, los estudiosos de cada rama del Ginismo estudiaban concienzudamente sus propias ideas y las del resto de los ginismos, y se enzarzaban en ardientes debates respecto de cuál de todas las variantes del ginismo era la correcta. Y más y más material se añadía a las bibliotecas de cada rama para justificar su verdad.

Un día alguien, asombrado de tanta disparidad, tuvo un momento de revelación. Tanta diferencia obviamente venía de que, aunque él y su rama del ginismo sin duda eran la correcta, los otros grupos, sinceros en el fondo, estaban malinterpretando a Gino, y al final ¡nadie le había preguntado a Gino que pensaba! Lo obvio era, entonces, preguntarle al mismo Gino.

Este creyente iluminado con su idea rápidamente se topó con un serio problema para llevar a cabo su plan. Por alguna razón nadie jamás había visto a Gino. Tal vez estaba muy lejos, o tal vez cerca pero muy ocupado para poder reunirse con los imagilandeces. Pero al fin y al cabo de alguna manera los imagilandeces sabían demasiado sobre Gino, así que de alguna parte debía venir la información. En especial la correcta, la de su grupo. ¡Eureka! Gino de alguna manera debía transmitir esas ideas a los imagilandeces, por lo que, de preguntarle, también podría transmitirle a él la respuesta.

Finalmente, una tarde el iluminado creyente comenzó a preguntarle de todas las formas posibles a Gino: “¿qué es lo que piensas?”. A veces a gritos, a veces susurrando, a veces en su mente… y luego esperaba la respuesta, que un día llegó: no solo nuevas ideas acerca de Gino, sino que en su mente, Gino en persona le transmitía sus ideas y pensamientos, que él comenzó a transcribir y a compartir animadamente con sus otros amigos creyentes.

Pero no todos sus amigos tomaron en serio lo que Gino transmitía a través de su “profeta”. Había otros que sí, lo que les dio al profeta más confianza que su grupo de ginismo era el correcto porque, sin mucha sorpresa, Gino confirmaba y solo ampliaba en detalles lo que ellos ya creían.

Los otros grupos de ginistas al principio pensaron que el profeta estaba loco, pero cuando la gente comenzaba a comentar las supuestas palabras directas de Gino, se dieron cuenta de que contradecían lo que ellos pensaban de él, y comenzaron a ponerse nerviosos; algo andaba mal. Pero ¿qué? Así que ¿qué mejor que preguntarle también a Gino? Y así todos los ginismos comenzaron a usar las técnicas del profeta original de Gino, haciéndole preguntas a Gino. Más temprano que tarde, las respuestas comenzaron a llegar, y ¡uf!, Gino en realidad les comenzó a explicar que sin duda cada uno de ellos estaban en lo correcto respecto de él, y que todas sus otras palabras provenientes de profetas de otros grupos eran nada más que exceso de imaginación, si es que no mentiras malintencionadas.

Las acusaciones comenzaron a multiplicarse entre los cuatro grupos, con lo que los ánimos comenzaron a caldearse, hasta que después de 150 años de polémicas, el grupo más numeroso y poderoso de los cuatro decidió que esta guerra de polémicas y herejías era intolerable, y había que resolverlo de una vez por todas, por la fuerza si fuera necesario (cosa que Gino no dudo en apoyar en boca de sus profetas). Los otros tres grupos obviamente se negaron en forma tajante a renunciar a sus propias creencias, y a las verdades que Gino les había literalmente dicho a ellos, por lo que la guerra de declaró.

La sangre corrió por otros 150 años, hasta que finalmente el que era originalmente el segundo de los grupos más poderosos venció la guerra, al comenzar a crecer y tener la hegemonía entre los imagilandeses, y en especial porque finalmente los líderes de Imagilandia decidieron apoyar a esa versión del ginismo, y declarar ilegal, prohibido y bajo pena de muerte cualquier otra forma de ginismo que no fuera la nueva versión oficial.

Así, finalmente la paz llegó a toda Imagilandia, y durante los siguientes 5000 años siguieron estudiando y promoviendo el “Ginismo Universal”, o Ginunivismo.

Sin embargo, los violentos orígenes del Ginunivismo tuvieron el efecto que parte de los materiales escritos durante la época de la gran guerra, que aún se estudiaban, en la polémica con los otros antiguos ginismos explicaban raras palabras de los labios de Gino. Y eso requirió centenares de expertos que estudiaban, e intentaban dar un sentido único, claro y sin contradicciones de las palabras de Gino. Y aunque su trabajo era grandioso aún habían discrepancias y debates entre los “Ginólogos” (estudiosos de Gino); no suficientes como para iniciar una nueva guerra, pero si para que el Ginunivismo tuviera matices, sabores y estilos variados y para todos los gustos.

Lo cual, nunca molestó a Gino, quién al fin y al cabo no existía, y por ello jamás podría contradecir a ningún creyente o ningún Ginólogo en sus ideas, incluso afirmando lo que había dicho sin decir, pues las cosas que no existen no hablan.

Realio el curioso

En otro mundo muy lejano de todos los otros, lejos de Imagilandia y de la Tierra, existe un planeta llamado Realiolandia, en honor a su dios creador, Realio.

Y afortunadamente para ellos, Realio era… real, y su existencia había sido comprobada más allá de toda duda.

En el principio los realianos intuyeron que algún dios debería existir, tal como los imaginalandeces. También comenzaron a pensar en él, a discutir acerca de él, y diferentes bandos discutían diferentes posibilidades, e imaginación, respecto de quién era ese dios. Y por supuesto, muchas veces las cosas se caldeaban. De todos los escritos acerca del dios desconocido, muchas ideas eran contradictorias, y más allá de los gustos personales, ningún grupo podía demostrar a otro que sus ideas del dios creador eran efectivamente las correctas.

Y también un día un realiano tuvo la genial idea de resolver el entuerto, intentando la comunicación con este dios. Y después de mucho esfuerzo, ¡un día Realio le respondió! El primer profeta al principio dudó de su propia cordura, indeciso de si lo que escuchaba en su mente era su propia imaginación y los anhelos en su cabeza, o ese ser externo al cuál buscaba con desesperación. Pero en su conversación, Realio se mostró feliz de ser contactado por su creyente. y le comenzó a preguntar todo tipo de detalles: ¿dónde estaba su planeta? ¿cuantos como él habían? ¿En qué creían? Realio se mostró sorprendido de que existieran tantas variantes de opiniones en los habitantes de ese planeta respecto de él, así que, ya que había logrado comunicarse con el primer profeta, decidió tomar el toro por las astas, y comunicarse el mismo con todo el resto de los realianos.

Unos días después de ese primer contacto, una voz inundó simultáneamente las cabezas de todos los realianos, con un mensaje claro y potente:
“Yo soy Realio, Dios creador del universo. Creé un universo basto y variado para que algún día criaturas como ustedes surgieran en alguna parte de mi creación. Desde que la creé he explorado mi creación por todos los rincones para dar con el lugar en que criaturas conscientes surgieran, y ¡he aquí que están ustedes! Y gracias al primero de vosotros que me contactó, vuestro primer profeta, he podido afinar mis facultades para hablar con todos los habitantes de vuestro planeta y contarles quién realmente soy yo, y por qué creé este universo. Y la razón es….”
Después de una hora de comunicación directa, tras el estupor y asombro inicial, vino la alegría: todos los realinos comprendieron qué cosas habían supuesto, creído o adivinado correctamente acerca de Realio, y cuáles habían sido totalmente equivocadas.

Algunos realianos por supuesto que dudaron y se negaron a dejar así como así sus creencias acerca del verdadero dios, no fuera que toda esa experiencia no fuera más que una alucinación colectiva o un engaño masivo. Pero Realio siguió comunicándose periódicamente, en algunos casos mentalmente persona a persona, resolviendo hasta las dudas más rebuscadas, y convenciendo hasta los más incrédulos que él existía y era real.

Así, pasaron los siglos, y Realio siguió siendo parte vital de la cultura de Realiolandia. Con el tiempo Realio asumió la costumbre de hablar y presentarse por primera vez como una voz en la cabeza de los jóvenes a los 10 años, una edad suficiente como para que los pequeños realianos pudieran entenderle y se comunicaran con él en forma constructiva. Y también siguió comunicándose con otros realianos mayores, en especial los expertos de la investigación del universo, pues sus dudas más rebuscadas tenían respuestas que eran naturalmente conocidas por Realio, quien además les enseño detalles totalmente desconocidos y no obvios de la realidad del universo, que les sirvió a los estudiosos para desarrollar aceleradamente una tecnología que aprovechaba esos rebuscados secretos de la realidad, dándoles a su civilización energía inagotable y segura, comodidades y bienestar a todos los realianos, lo cual hacía muy feliz a Realio, quien siempre quiso tener una civilización con la cuál interactuar, conocer, y en base a concerlos, expandir sus propias ya grandes ideas.

De cuando en cuando aparecían pensadores que a pesar de lo que Realio les comunicaba a los diez años en la gran comunicación inicial, daban vueltas a problemáticas, dilemas y problemas morales o de toda índole que nadie jamás había planteado a Realio, ni nadie sabía qué opinaba Realio al respecto. Y así se iniciaban diferentes posturas respecto de lo que Realio probablemente creía, basado en todo tipo de argumentos y de razones de lo ya conocido y confirmado por el propio Realio. Pero todas esas disputas y debates duraban poco, pues cuando llegaba el momento de nuevas comunicaciones periódicas con el dios creador, este podía escuchar las dudas y preguntas, y también las diferentes teorías que los realianos habían planteado acerca de él, y entonces Realio podía enseñarles las respuestas correctas, su real voluntad y sus verdaderas opiniones, dando respuesta a esas disquisiciones, incluso a veces en forma masiva a todos los realianos simultáneamente, si Realio consideraba que el punto en cuestión lo ameritaba.

Y Realiolandia fructificó por miles de años, en total paz respecto de su religión y de su dios, Realio, pues cualquier disputa acerca de doctrina, dogma o Realiología, más temprano que tarde era resuelta por Realio mismo, quien podía comunicar su respuesta a todos quienes estaban interesados, sin necesidad de declarar herejías, cismas, debates intestinos o ningún tipo de pelea respecto de quién tenía razón respecto de Realio.

Separados al nacer

Tanto Gino como Realio son dos dioses que nacieron de un mismo origen: ambos fueron “creídos” por sus adeptos por el mismo motivo: pensar en quién debía ser ese dios. Pero su origen parecido nunca podría cubrir la diferencia fundamental entre ambos dioses: Gino es un dios imaginario, mientras que Realio es un dios real (en el universo realiano).

Gino nunca fue un dios real o existente, y su “existencia” estaba basada nada más que en la especulación de sus creyentes, y luego en la fuerza y poder de la autoridad para forzar que el Ginunivismo fuera la única religión verdadera.

En cambio, Realio no necesitaba de una religión organizada para mantener el dogma, la doctrina y la creencia, pues él es un dios que existe, se comunica con su gente, y responde directamente las preguntas y peticiones, a veces en forma común, de manera que jamás un desacuerdo respecto de él pudo llegar a ser más allá que una duda temporal.


Pero también hay otros reinos y planetas, tal como uno llamado “Tierra” por sus habitantes, quienes creen no en un dios sino en muchos distintos. La pregunta es ¿se parecen esos dioses más a Gino o a Realio? Y sin duda, cualquier parecido no puede ser coincidencia.

Si Ud. sigue alguna religión ¿a cuál se parece más?