Recibí carta, un mensaje privado a través de Facebook en realidad. Es un mensaje de una amiga de un amigo, quien, a pesar de que no nos conocemos ni estamos mutuamente en los contactos del otro, me escribió una respetuosa y razonada carta.
Ya ofrecí a esta persona una respuesta directa a través de Facebook, pero por lo largo de la carta y lo interesante de sus argumentos y planteamientos que hace, y lo largo de mi respuesta (sorry), es que creo que puede ser de provecho el ofrecer a cualquiera que tenga inquietudes similares en estos temas tanto el mensaje original como mi respuesta. Para quien lea esto, espero que lo disfrute y le aporte puntos de vista novedosos o que le sean de provecho.
Por motivos de privacidad, mantengo la identidad de esta persona en anonimato, por cuanto el mensaje no fue público, y creo que lo que describe respecto de su vida personal es suficientemente genérico como para evitar cualquier identificación.
Hola Daniel,
Primero que todo quiero pedirte que disculpes mi atrevimiento al escribirte, digo por que no nos conocemos ni formo parte de tu círculo de amigos...pero al leer todo lo que tus amigos te dicen surge en mi la necesidad de escribir estas linea.
Te cuento, soy una mujer profesional con bastantes estudios, magister incluido; me gusta leer, investigar y averiguar aquello que me provoca inquietud...me gusta razonar, aterrizar las cosas y buscar los pro y los contras, me gusta la ciencia, el campo de la investigación y el desarrollo abrumador de la tecnología... pero cuando llego al final de una información, descubrimiento o teoría siempre surge en mi mente racional y con mayor razón en mi corazón, la siguiente pregunta...ok, esto o aquello que la ciencia plantea digamos que es "la verdad", pero... ¿cómo comienza todo, cuál es el principio de todo, de dónde surge la partícula, la célula, la ecuación primera que da el movimiento, la función, el ser y el hacer de las cosas?, ¿quién le dice a las células que deben unirse de acuerdo al órgano que formarán y que darán vida a un nuevo ser humano dentro del vientre de una mujer, quién le dice al universo que siga expandiéndose, quién le dice a a la naturaleza que siga haciéndonos bien a pesar del daño que nosotros le causamos?.
Me casé con un ateo y su tema favorito era Dios, lo culpaba de todo lo que sucedía y de lo que no sucedía también, él siempre lograba intranquilizarme, molestarme y al final terminábamos peleados...cierto día comenzó con su discurso de siempre, mientras veíamos un programa, el tema era la prostitución infantil, él hizo el siguiente comentario: si Dios existiera, esto no pasaría, y si existe por qué permite que esto suceda?.
Por primera vez en mucho tiempo no me enojé con él, solo lo miré y una sensación de alivio me invadió, mirándole a los ojos le respondí: amor, la respuesta a tu pregunta es simple, conozco una familia que ama a sus hijos y se que aunque el padre no cree en la existencia de Dios, es capaz de amar tanto a sus pequeñas que sería capaz de cualquier cosa antes de permitir que sus hijitas se prostituyeran, ese hombre eres tú...siempre el ser humano, desde que aparece en la faz de la tierra a querido cuestionar a Dios, recuerda que la Biblia nos relata que cada cierto tiempo los pueblos desechaban a Dios, lo que sucede hoy no es novedad, el hombre ama más las tinieblas que la luz y eso es real uno lo ve todos los días, se prefiere lo tangible, lo concreto, lo real, racional, la supuesta lógica humana, lo que está de moda... esta de moda ser gay, pues todos quieren ser gay, esta de moda faltarle el respeto a las autoridades, pues hagámoslo, por que es la moda, hay que ser ateo por que eso la lleva, pues que te lo impide seamos ateos por que quizás así llamaremos más la atención, seremos reconocidos dejaremos de vivir en el anonimato, a otros les da por subirse al metro y disparar no importa a quien, otros entran a un colegio y matan a quien se les cruce por delante...te fijas?, es difícil comprender por qué de pronto tomamos tal o cual decisión. Yo no pretendo cuestionar tu decisión, lejos esta de mi emitir tal juicio, solo quise escribirte para decirte que, no importa lo que creamos, no importa si discutimos sobre quien tiene la razón o quien está equivocado, al final del camino de cada hombre y mujer nos encontraremos con algo que no podemos vencer o no por que no la veamos diremos que no existe, me refiero a la muerte... mi madre era una mujer analfabeta, pero nunca he conocido ser humano más sabia que ella, dentro de su simplicidad tenía una sabiduría impresionante y cuando ella partió de nuestro lado me dejó una gran enseñanza y quiero compartirla contigo hoy, es tan simple mi querido Daniel... saber PARTIR EN PAZ, sintiendo que nada debes, nada te deben y nada debes temer...después de todo lo que he vivido, de todo lo que me queda por vivir, de lo que he aprendido, de lo descubierto, del conocimiento empírico, de los estudios, etc, etc...al final, estoy convencida que lo único realmente valioso es dejar un grato olor, hermosos recuerdos, buenas enseñanzas y una partida serena, de vuelta al hogar. Eso lo aprendí viviendo, junto a mi madre día y noche, la última semana de su vida en esta tierra.
No sé que pasa por tu mente y tu corazón en este momento de tu vida, no te conozco, no tengo la intención de emitir juicios en tu contra, no podría por que como bien dice tu nombre (Daniel), Dios es tu juez... solo quiero decirte que, a veces, la mucha razón, nubla lo real, lo que está frente a nuestra nariz, aquello que se nos regala para disfrutarlo y ser feliz...Siento que estás buscando probar que Dios existe...prueba demostrar que no existe.
Sabias que Einstein trató gran parte de su vida, hasta sus últimos años, de DESCUBRIR el misterio de Dios, respecto de las leyes del universo, Einstein creía en un "Dios que se revela en la armonía de todo lo que existe. Deseaba conocer "cómo Dios había creado el mundo" y resumió sus creencias religiosas de la manera siguiente: "Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente".
Cuando supe eso me emocioné, pensar que un científico tan brillante y reconocido fuese capaz de comprender tal misterio, es magnífico, maravilloso.
Te dejo una frase de Albert Einstein:
"El azar no existe; Dios no juega a los dados".
Bueno Daniel, deseo lo mejor para ti, que encuentres aquello que anhela tu alma, que tus dudas, incertidumbres e inquietudes encuentre en esta vida y en su tiempo una respuesta incuestionable de tu mente, razón y sobre todo en tu alma y espíritu.
Gracias y reitero, mil disculpas por mi intromisión.
Hola,
Gracias por escribirme. No siento ningún malestar por que me hayas escrito. De hecho tengo un blog, y en los comentarios varias veces he tenido conversaciones largas con personas que no me conocen, no conozco, y tal vez nunca conozca en persona. Sin embargo te agradezco el tono y la buena voluntad que veo en tus palabras. Eso no siempre lo logro ver cuando converso con personas de este tipo de temas.
Ofreces argumentos buenos e interesantes. De hecho, de alguna forma u otra pasé por considerar esos argumentos que tú planteas y por muchos otros más en algún momento del camino que me llevó de ser cristiano a ser ateo. Créeme que llegar a mi postura actual no fue por tirar una moneda al aire o por encogerme de hombros y considerar que el ateísmo era la respuesta más fácil. Lo hice porque después de analizar cada una de esas cuestiones, el ateísmo es la respuesta más honesta.
Es cierto que la razón y la ciencia han encontrado respuestas a muchas cosas que antes se consideraban mágicas, desde entender que son los rayos a poder volar. Sin embargo en los límites de la razón y la ciencia, las preguntas que planteas no tienen respuesta o no se han encontrado aún. ¿Cuál es la respuesta intelectualmente honesta a tales interrogantes? Pues bien, esa rspuesta es: NO SABEMOS cuál es la respuesta. Pero porque no se sabe es que hay equipos de personas trabajando en empujar la frontera del conocimiento, y así es que en los últimos 100 años se han hecho descubrimientos asombrosos, desde el ADN, la mecánica celular, o la misma expansión de las galaxias como un hecho.
Pero si nosotros, como seres conscientes, en ese límite nos encogiéramos de hombros, dijeramos “No sabemos, así que seguro... ¡Dios lo hizo!” y diéramos media vuelta felices de haber encontrado “una respuesta”, pues entonces la ciencia y la tecnología se encontrarían estancadas en los mismos conocimientos de hace centenares de años.
Básicamente suponer que siempre Dios está siempre un paso más allá de lo que no sabemos, simplemente porque no lo sabemos, es caer en dos falacias lógicas.
La primera es conocida como el “Dios de los huecos”, que es asumir o argumentar que cualquier cosa que la ciencia no sabe o que no puede explicar es un argumento y una demostración de la existencia de Dios. El problema es que esta forma de pensar hizo sentir (en los inicios de la ciencia) muy seguros a los teólogos y creyentes. Pero en la medida que la ciencia ha ido avanzando a pasos agigantados, los huecos de “desconocimiento” se han ido reduciendo o desapareciendo, y muchas razones que antes eran “prueba segura” de la obra de Dios hoy se sabe que tienen explicaciones completamente naturales.
La segunda falacia, base de la primera, es el argumento de ignorancia o Ad Ignorantiam, que es afirmar que lo que uno cree es cierto o lo que el otro plantea es falso “porque” no sabemos cuál es la respuesta y no se puede demostrar lo contrario. Es como decir: "Esta persona sufrió una recuperación inesperada que no puede ser explicada por la ciencia (no sabemos...), por lo tanto es prueba de la acción divina..."; tal tipo de razonamiento es inválido no porque la respuesta no pudiera ser esa, sino por el sencillo hecho de que si el motivo es que NO SABEMOS, concluir cualquier cosa a partir de eso no tiene sentido.
En el ejemplo de la sanación, usando un mismo caso como evidencia un familiar cristiano podría aducir que la sanación fue gracias a Cristo o a Dios, mientras que un familiar musulmán podría decir que fue gracias a Alá, y un tercer familiar New Age podría decir que fue gracias a los médicos curanderos brazileños o a la influencia de los astros ¿Cuál de ellos tiene razón? Puedo suponer cual sería tu respuesta, pero la verdad es que no veo ninguna razón para considerar ninguna de ellas más válida que las otras sin contar con información adicional e independiente al "milagro" que demuestre que alguna de esas afirmaciones de existencia de divinidades o poderes son reales. Y al no tener razones adicionales, la respuesta razonable es el ateísmo.
Yo, en la época que fui creyente, nunca cuestioné el hecho de porqué Dios permitía el sufrimiento de la gente. En especial de la gente creyente. Siempre racionalizaba que tal vez el sufrimiento de una persona, aún en forma injusta (Ej. Job) podía por algún motivo que nosotros no conocíamos (pero Dios sí) y que podía servir para la causa divina. Hoy siento que tal respuesta es inválida por lo siguiente: Si Dios es un ser todopoderoso y quiere dar un mensaje a alguien, basta que se le aparezca, aunque sea en sueños, lo enferme y luego lo sane en forma milagrosa, lo toque a él/ella como sólo el podría saber con tal de que la persona reciba el mensaje, etc.. Pero afectar a terceros, acabando con sus vidas o truncándolas y arruinando sus vidas y las de otras personas con el objeto de dar un mensaje a otra persona me parecería de una perversidad tal que es indigna de un supuesto Dios amoroso. Sería como que en vez de dejar ciego a Saulo en el camino a Damasco, Jesús o Dios hubieran hecho caer fuego del cielo a todo su séquito y a sus familias ante la presencia de Saulo mientras una voz en off dijera: “¿Ves, Saulo? Mejor te haces cristiano...”. Criminal. O como pensar que sería justo que Dios hiciera caer un avión o produjera un choque múltiple con cientos de muertos para darle algún tipo de mensaje a un rescatista, cuando como ser todopoderoso le era trivial simplemente comunicarse con el rescatista en un primer momento sin necesidad de matar a nadie.
En el fondo, responder el porqué del sufrimiento del mundo es el problema de la TEODICEA, y si a tu esposo y a tí les parece un tema interesante, les recomiendo leer el libro (en inglés) de Bart D. Ehrman titulado “
God's Problem: How the Bible Fails to Answer Our Most Important Question--Why We Suffer”. Creo que el título en el fondo dice cual es la conclusión de Ehrman, pero es interesante el análisis que él hace, pues el enfoca TODAS las posibles respuestas que da la Biblia al problema del sufrimiento, que incluso son contradictorias unas a las otras, y las razones concretas por las cuales ninguna de ellas tiene base para ser una respuesta convincente.
Discrepo contigo en cuanto “ser gay” sea cosa de modas. Las personas que son gays lo son porque por algún motivo ellos sienten atracción por personas de su mismo sexo, y repulsión por las del sexo opuesto, de la misma manera que tú te sientes atraída por el sexo opuesto y sentirías repulsión por personas del propio. Nadie “elige” ser heterosexual, o más aún, sentirse heterosexual por un tema de modas. Considero que lo mismo ocurre con las personas gay. No descarto que haya gente que pueda probar tales tipos de conducta por razones de moda, pero si ocurre así serían una minoría, ya que muchas personas son homosexuales a costa de tremendos problemas familiares, sociales y laborales, y decir que han pasado por todo ese calvario por “moda” me parece inapropiado. Más bien yo considero que hay que respetar la condición sexual de cada uno, nos guste o no tal o cual opción. Si yo, como heterosexual, no siento atracción por otros hombres, no veo porque nadie debería intentar imponerme una condición sexual que no me representa. Lo inverso es exactamente igual de válido.
Y en cuanto al ateísmo como “moda”: En realidad puede haber personas que están en cualquier postura por moda. Pero eso no es razón ni a favor ni en contra de tal postura. La validez de cualquier postura social, política o religiosa no va de la mano de si es de moda o no o de cuantos millones creen o no creen, apoyan o no apoyan cierta postura. Por ese motivo, el cristianismo, si fuera cierto, lo tendría que ser ya sea en el mundo de hoy en donde hay millones de personas cristianas en todo el mundo, o cuando eran apenas 50 personas en la clandestinidad en la mitad de Israel del siglo I. No es lo que cuenta las modas ni la cantidad de personas que creen lo que hace algo cierto, sino las razones de fondo, los argumentos y la evidencia que respalda cada postura.
Estoy de acuerdo contigo de que la muerte es un gran límite, y que terminar nuestra vida en paz, con tranquilidad, habiendo hecho lo que sentimos correcto, y habiendo dejado enseñanzas o dejado en algo diferente este mundo para mejor, entonces, sí, estoy 100% de acuerdo contigo. Espero que así sea en mi caso. Ah, y como en el pedir no hay engaño, me encantaría poder “disfrutar” de una muerte que no sea cruenta, especialmente dolorosa o con un sufrimiento innecesario.
Cuando dices “a veces, la mucha razón, nubla lo real, lo que está frente a nuestra nariz”, creo que hay algo que no me cuadra en esa figura que usas de la realidad: Si algo es real, si está frente de nuestra nariz, es posible que no lo veamos, o que sea difícil de ver, como cuando buscamos las llaves que están puestas en la puerta, o los anteojos que tenemos en la mano mientras los buscamos vanamente por toda la casa. Pero el hecho que en ocasiones “no percibamos” ciertas cosas que son reales no las hace menos reales. El detalle es el siguiente: si algo es real, tiene que dejar alguna señal clara de su realidad en el mundo real, percibible de alguna manera, y así más temprano que tarde uno mismo termina dándose cuenta de que todo ahí esta, las llaves en la puerta y los anteojos en nuestra mano. Puede ocurrir que nosotros nunca veamos eso real pero alguien más, pero nuestro hijo de 4 años levantará su manito y apuntará a la puerta o a nuestra mano, y no nos quedará más remedio que reconocer que tiene razón. Porque las llaves son reales. Los anteojos también.
Pero cuando hablamos de algo supuestamente real para lo cual no hay ninguna evidencia comprobable, y sólo tenemos testimonios de personas que apuntan en alguna dirección (y podemos creerles a priori), pero que cuando miramos y buscamos en esa dirección, con mucha atención, seriedad y cuidado, entonces nada encontramos por más que se revisa cada rincón, cada detalle ¿Qué se puede pensar? En general, la ausencia de pruebas es una característica de las cosas no reales, como las voces que escucha un esquizofrénico, que por más que diga “Pero escuchen, ¿Acaso no oyen?”, ningún oido, ningún instrumento, ni ninguna técnica nos permitirá escuchar algo que no es real, sin importar cuanto tiempo, esfuerzos y recursos coloquemos en escuchar las voces que él escucha.
Y cuando dices “Siento que estás buscando probar que Dios existe...prueba demostrar que no existe”, en parte tienes razón: Por mucho tiempo busqué pruebas de que Dios existía. Yo no quiero creer, quiero saber. Porque por creer perfectamente podría ser cristiano, mormón, raeliano, musulman, cienciólogo o seguir la religión que se te ocurra, y en cada caso creer de todo corazón que son ciertas. Pero en la práctica ninguna religión ofrece pruebas reales y válidas. Sólo testimonios que al analizarse con cuidado se deshacen en las manos. Por ello terminé siento ateo: porque no hay evidencia que apoye la existencia de un dios. Y no es que haya hecho mis propios (y limitados) experimentos y hayan fallado; busqué en cada argumento teológico que he podido encontrar encontrar, el argumento ontológico de Anselmo, el motor inamovible de Aquino, argumentos de todo tipo, y la verdad es que en el fondo NINGUNO es convincente, o si lo son en algún grado a lo más muestran que Yahweh es un dios real sin demostrar nada, porque el mismo argumento podría usarse para demostrar la supuesta realidad de cualquier dios con tal que digamos como condición previa que ese es el dios creador, por lo que en la práctica, no son satisfactorios.
Y cuando hablas de “probar lo que no existe”: Ya que te defines como una persona que “gusta razonar, aterrizar las cosas y buscar los pro y los contras”, te cuento que lo que propones no tiene sentido desde un punto de vista racional, porque “probar o demostrar la inexistencia de algo” es imposible, y racionalmente insensato; con esa lógica se quemaron a miles de mujeres en las cazas de brujas, y se torturó a miles de inocentes durante la inquisición. Porque ¿Qué tipo de pruebas puede presentar alguien de algo que no ocurrió? Por eso, demostrar la inexistencia de algo se llama PRUEBA DIABÓLICA, y es algo rechazado por la razón como una manera de llegar a la verdad. Por ello para llegar a la verdad lo correcto es todo lo opuesto, el asumir la “carga de prueba”: quien hace la afirmación positiva de existencia de algo debe presentar pruebas positivas de ese algo. Sólo las cosas que positivamente existen, ocurren o pasan pueden dejar evidencia para evaluar, y es responsabilidad de quien apoya tal afirmación presentar esa evidencia a quienes duden o no la conozcan.
En este caso, si hay personas que “saben”, les consta y tienen pruebas de que Dios existe y es un ser real, es tarea de ellos probarlo y ofrecer esas pruebas contundentes y concluyentes a toda la humanidad. Pero, ¡Adivina qué! Ninguna religión ni postura religiosa ha sido capaz de ofrecer tales pruebas, y es por eso que más temprano que tarde terminan exigiendo o sugiriendo tener “fe” en lo que postulan, porque no tienen evidencia real que ofrecer, o peor, muchas veces la realidad ofrece evidencia en contra de la existencia de los seres sobrenaturales que ellos proponen.
Respecto de Einstein, te comento que moderes un poco la emoción, e investigues un poco más en que era lo que planteaba de verdad Albert Einstein. Es un hecho que él creía en la idea de Dios propuesta
por el filósofo Baruch Spinoza, que es otra forma de decir que el universo y la realidad material es Dios. Eso implica que para Einstein lo que el denomina Dios no es el Dios personal que los creyentes creen que Einstein propone tras esas palabras. Y no lo digo yo, es lo que dice el propio Einstein:
Durante la etapa primitiva de la evolución espiritual del género humano, la fantasía de los hombres creó dioses a su propia imagen que con su voluntad parecían determinar el mundo de los fenómenos, o que hasta cierto punto influían en él. El hombre intentaba atraerse la voluntad de estos dioses en su favor a través de la magia y la oración. La idea de Dios dé las religiones que se enseña hoy es una sublimación de ese antiguo concepto de los dioses. Su carácter antropomórfico lo muestra, por ejemplo, la circunstancia de que los hombres apelen al ser divino con oraciones y súplicas para obtener sus deseos.
No se negará, sin duda, que la idea de que exista un dios personal omnipotente, justo y misericordioso proporciona al hombre solaz, ayuda y guía, y además, en virtud de su sencillez, resulta accesible hasta para las inteligencias menos desarrolladas. Por otra parte, sin embargo, esta idea incluye una falla básica, que el hombre ha percibido de manera dolorosa desde el fondo de la historia. Vale decir, si este ser es omnipotente, todo acontecimiento, incluidas las acciones humanas, los pensamientos humanos y los sentimientos y aspiraciones humanos resultan también obra suya. ¿Cómo pensar que los hombres sean responsables de sus actos y de su conducta ante tal ser todopoderoso? AI adjudicar premios y castigos, estaría en cierto modo juzgándose a sí mismo. ¿Cómo conciliar esta premisa con la bondad y rectitud que se le concede?
La fuente principal del rozamiento entre la religión y la ciencia se halla, por consiguiente, en este concepto de un dios personal.
[...]
En su lucha por un ideal ético los profesores de religión deben tener suficiente formación para prescindir de la doctrina de un Dios personal, esto es, desechar esa fuente de miedo y esperanza que proporcionó en el pasado un poder inmenso a los sacerdotes. Tendrán que apelar en su labor a las fuerzas que sean capaces de cultivar el bien, la verdad y la belleza en la humanidad.
- Albert Einstein, “Mis Creencias”, capítulo “Ciencia y Religión”.
Y en última instancia, aunque Einstein hubiera sido un evangélico fundamentalista ¿Qué? Las cosas no son ciertas porque alguien de renombre o una autoridad lo diga. Suponer eso es caer en la
falacia Ad Verecundiam o argumento de autoridad.
Lo correcto es que en cada afirmación se vea y analice tal o cual evidencia, y en su analisis es válido recurrir a la opinión de algún experto reconocido que facilite la comprensión de porque tal hecho es evidencia de lo que se quiere probar.
Pero decir que "Fulano dice que ..." como motivo para creer lo que Fulano dice porque Fulano es famoso o una autoridad en alguna materia no es un buen camino a la verdad. El propio Einstein cometió errores de los que se arrepintió, y así todo experto que se precie de tal también.
Así que te agradezco mucho tus palabras, y espero que lo que te explico te dé más luz de porque estoy en la posición en la que me encuentro. Y ¿Quién sabe? Este planeta es muy pequeño, tal vez podamos algún día conversar este tipo de cosas en persona.
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