viernes, abril 26, 2013

¿Cuál es la verdadera religión?


Un amigo, en una conversación en FB, me hizo la siguiente pregunta:
“[…] supongamos que existe una religión que cumpla con tus expectativas. ¿Qué características, creencias, estructura estimas que debería tener como mínimo esa religión?”
Mi respuesta creo que fue simple, aunque tal vez larga. La comparto acá, dado que es lo que en este instante me representa.

Una religión que cumpliera mis expectativas debería tener las características de algo real y cierto, al punto que los siguientes puntos son en realidad naturales y obvios:

  1. Las declaraciones de la religión deben ser comprobablemente ciertas. Si dicen que orar ayuda en forma milagrosa, entonces estadísticamente los creyentes de esas religión deberían tener más recuperaciones inexplicables por lejos que el resto de la humanidad que no es creyente (por ejemplo, que sea estadísticamente significativo que los creyentes se recuperan de graves enfermedades por sobre las recuperaciones espontáneas que simplemente ocurren de cualquier otro grupo de no-creyentes).
  2. Sus creyentes deberían vivir fenómenos realmente inexplicables y que violan la física, como por ejemplo creyentes amputados que después de que él u otros creyentes oran o piden por ellos, les crece un nuevo miembro en segundos, algo que pudiera observarse en forma comprobable y repetible; muertos que resucitan, comprobados UNA Y OTRA VEZ; aviones llenos de creyentes que están a punto de estrellarse y dado los gritos de auxilio hacen que el avión los creyentes a su dios, el avión se detenga en el aire y caiga como una pluma…; todo esto repetido una y otra vez, comprobado una y otra vez en toda época, mostrando que solo los creyentes están sujetos a algún tipo de protección sobrenatural que ningún otro grupo o creencia tiene.
  3. Que sus escrituras o afirmaciones sagradas sean histórica y científicamente fidedignas. Que cuando afirman lo que sea, la arqueología, la geología y todas las ramas del conocimiento científico y secular comprueben una y otra vez que esas afirmaciones son ciertas, correctas y comprobadas más allá de toda duda, y que no ocurra que al aplicar estas disciplinas la ciencia refute una y otra vez sus dichos.
  4. Que sus profetas o iluminados hagan predicciones del futuro precisas y exactas. Que indiquen exactamente en qué año, y en qué fecha ocurrirá algo con detalles precisos de una manera que sea imposible humanamente haber estimado el evento a priori, y que luego ese algo ocurra exactamente como se dijo en forma independiente a la profecía (y no que la profecía la cumpla porque alguien que conoce la profecía la lleve a cabo “para cumplir la profecía”…). Y por supuesto, que tal profecía sea comprobadamente algo afirmado lejos antes del evento, y no algo puesto por escrito después, o bien que el “acierto” profético se logre interpretando a posteriori algún evento que ya ocurrió para hacer calzar ese evento a alguna profecía vaga y con múltiples posibles "éxitos" en el pasado o el futuro.
  5. Que el dios al cual se alude en esa religión, aún si está fuera de esta realidad, deje manifestaciones claras e indicutibles de que él/ella/eso es quien está detrás de todos los puntos anteriores, a la vista de cualquiera incluso de los "no creyentes", y que darse cuenta de eso no que dependa de asumir algo sin pruebas (ej: afirmar "dios es el autor del universo", donde cada creyente de toda religión adjudica el mismo y único universo conocido a su propio dios sin más pruebas que el hecho que lo afirma él o alguien antes que él, ya sea verbalmente o por escrito).
  6. Que la verdadera religión no se requiera la obediencia ciega o la fe sin evidencia para aceptar sus afirmaciones, pues el creer sin evidencia y comprobación cualquier afirmación hace que sea imposible determinar cuál religión es cierta y cual es falsa, pues si se recurre al “comodín de la fe” al fin y al cabo tanto para afirmaciones de religiones "ciertas" como para las de religiones "falsas" la evidencia “por fe” es la misma: ninguna, y por lo tanto, no hay como distinguir una de otra.
  7. Que sean los creyentes en esa religión los que activamente asuman la carga de prueba y demuestren que lo que afirman es cierto, y no que pidan al resto que no cree que "demuestren que nosotros como creyentes equivocados" (falacia de la inversión de la carga de prueba), o que dado que alguien no puede demostrar que estén equivocados, entonces ellos asuman que “dado que nadie puede demostrar nuestras afirmaciones son falsas, eso demuestra que son verdaderas” (falacia del argumento de ignorancia).
  8. Que ese dios detrás de la verdadera religión, dado que sí existe, que no sea un dios ausente: que si él quiere o necesita algo, QUE LO HAGA ÉL, y que no dependa de que humanos, sus seguidores o no: que no dependa de que humanos pidan o junten dinero, construyan sus templos, hagan donaciones a la religión, lleven a cabo las buenas obras, tengan por responsabilidad que transmitir su mensaje (¡y que de no hacerlo, la religión desaparece!) o que no dependa de humanos para interpretar _su_ mensaje, pues ¿para qué un dios todopoderoso necesita eso, si el dios mismo puede explicar con su propia voz a creyentes y no creyentes lo que pretendía decir?. Es decir, un dios que no necesita de de intermediarios iluminados que son los únicos que sí conocen su verdadero mensaje y voluntad, y un rebaño de obedientes humanos que no tienen acceso a eso. ¿Estamos hablando de un dios real, verdad? Si existe y es todopoderoso ¿para que depender de humanos? Tanto así que si todos los humanos que creen en él simplemente desaparecieran, aun así debiera ser obvio para el resto de los humanos que o no creían o no lo habían conocido, que ese dios está ahí, está presente y existe. Entre paréntesis, esto demostraría CLARAMENTE que ese dios no es una invención humana.

Si todo eso de diera, si cada una de esos requerimientos se cumpliera, yo no tendría más remedio que reconocer que ese dios existe, y que esa religión realmente es cierta, pero para que además yo siguiera a esa religión y “adorara” a ese dios, tendría que darse que:

El dios-ahora-totalmente-comprobado sea alguien que tenga una moral intachable. Que no sea un troglodita-super-poderoso que tenga un historial de muertes, exterminios, holocaustos y genocidios a su a ver por su acción directa o por sus “ordenes”; que sea un dios respete a otros seres racionales, incluyendo la vida humana, sin importar si tales humanos son parte de la creencia; que la obediencia a sus normas sea algo libre, respetando la libertad de todo otro ser racional. Y en especial, que él mismo no rompa las propias reglas que el pide a quienes lo siguen, haciendo todo lo contrario según decisiones basadas en ego, celos, u otras cualidades claramente negativas, que le reprocharíamos a cualquier ser humano como algo indigno.

Si ese dios fuera así, sería además digno de ser "seguido", respetado y admirado, y yo no tendría más remedio que a) reconocer que existe, y b) seguirlo de acuerdo a esta religión "correcta" y "verdadera", o c) ser muy idiota y duro de mollera como para no seguir su religión “verdadera”.

Pero si ese-dios-que-si-existe fuera un dios que te-premia-si-dices-que-si o te castiga-si-dices-que-no, que se basa en el premio y castigo/amenazas para lograr lealtad, que no respeta la libertad de otros seres de elegir incluso no seguirlo, o si directamente es un dios perverso y maligno con todos los humanos o con algunas clases de seres humanos (como quienes no son parte de la “religión verdadera”), en tal caso, aun reconociendo su existencia, yo repudiaría darle adoración u obediencia de cualquier tipo a ese dios, pues él/ella/eso no merecería más admiración y lealtad que la que merecería cualquier humano dictador, cruel y repudiable.

Como decía Christopher Hitchens, ese dios perverso e indigno sería un dios de una Corea del Norte celestial.



Hasta ahora ninguna religión (humana o divina) que yo conozca en este planeta cumple o ha cumplido ninguno de estos puntos que una religión real, verdadera y que tiene un dios real y demostradamente existente como base DEBERÍA cumplir en forma obvia y natural.

Por eso soy ateo, y por eso la hipótesis que por ahora acepto como cierta es la del ateísmo-agnosticismo: no creo en la existencia de dios o dioses (pues ninguna religión ha cumplido con su carga de prueba), y soy agnóstico pues no digo tener certeza de que ningún dios exista debajo de alguna piedra en algún lugar recóndito del universo o la realidad.